La vida real

¿Cuándo sabes que un seguro es realmente bueno? Cuando tienes que hacer uso de él. Ahí es donde realmente te das cuenta de lo que cubre y no cubre tu póliza.

Cuando no tienes cobertura , ….(¡¡¡!!!!)  No te pones a pensar que quizá no pusiste demasiada atención a la hora de contratar y revisar. Lo único que piensas es que tu seguro no vale para nada, que te han engañado, que la compañía es  … .

No sólo pasa en los seguros. Pasa en todos los aspectos. Cuando las cosas en tu vida no van bien, te das cuenta que tienes muy pocos amigos de verdad. ¿Por qué no pensar que esta situación se repite con los socios?

 


¿Quiénes deben ser mis socios?

De este tema hay muchas teorías y yo voy a compartir aquí mi experiencia personal. Hay dos máximas que creo que son imprescindibles:

Si dos personas piensan lo mismo, uno sobra

Compartir valores y objetivos

 

Si dos personas piensan lo mismo, uno sobra

Esto es válido no sólo para el tema de socios sino para todos los aspectos de la empresa. Si vivimos en una cultura de la «palmadita», del todo bien y del optimismo ciego, vamos a tener problemas. Nadie se atreve a decirle a la otra persona lo que verdaderamente piensa, ni se ponen en duda para una posible mejora los planteamientos.

Claro que es mucho más fácil evitar el conflicto, pero quizá, no lleguemos a la mejor solución para la empresa.

He visto muchas empresas donde los socios, con el paso de los años han llegado al acuerdo de un pacto de no agresión. Cada socio está en un área de la empresa (ventas, finanzas, operaciones) y más parece una cooperativa de trabajo que una empresa. 

Prima mucho más el puesto de trabajo, vivir tranquilo sin conflictos, que tener objetivos comunes estimulantes. Es una situación respetable si todos están de acuerdo. Lo veremos más adelante en el tema de valores.

Sin embargo, se está perdiendo  la posibilidad de seguir avanzando o de transformar el mercado o el entorno.

Ya veis que soy partidario de rodearte de personas que no te den la razón. En mi nueva etapa de autónomo y con las personas que colaboro, me encanta que me hagan pensar. Normalmente, el resultado suele ser mucho mejor que el del planteamiento inicial.

 

Compartir valores y objetivos

Igual que los ejemplos del principio, cuando firmas un seguro o cuando sales con los amigos a tomar algo todo son buenas palabras. En los malos momentos es cuando se destapa la personalidad de cada uno.

¿Y cómo saber si compartimos los mismos valores o intereses? ¿Cómo saber si en los malos momentos vamos a estar todos juntos?

Se puede y deber firmar un pacto de socios anticipando los problemas que puedan surgir. Hecha la ley, hecha la trampa. Por muy bien pensado que esté, siempre existe algún resquicio por donde escaparse. Aún así, es mucho más importante antes de asociarse, hacerse las siguientes preguntas para saber qué personas pueden no estar de acuerdo con el fondo:

  • ¿Qué espero yo de la empresa?  Si me hiciesen una entrevista pasados 10 años, ¿qué quiero que haya pasado? ¿Coincidimos los socios? ¿En la esencia? ¿En las formas?
  • ¿Cuánto dinero quiero ganar? ¿Y cuánto deben ganar mis compañeros socios? ¿Qué móvil debería llevar? ¿Qué coche? ¿Cuánto me gasto en las comidas? ¿Cómo viajo? ¿Voy a ser austero en la empresa? ¿La empresa me permite ser «derrochón» si las cosas van bien?
  • ¿Quiero dividendos? ¿Cuántos? ¿Quiero reinversión? ¿Cuánto?
  • ¿Estaré trabajando siempre en la empresa? ¿Delegaré?
  • ¿Qué pasa con los familiares? ¿Entran o no entran?
  • ¿Cuántas horas de trabajo voy a dedicar y haciendo qué? ¿Qué espero del resto de socios?
  • ¿Cómo voy a tratar a las personas que contrate? ¿Qué tamaño quiero que tenga mi empresa?
  • ¿Cuáles son mis lineas rojas? ¿Vale todo para captar clientes? ¿Dónde está la ética?
  • ¿Qué valores voy a compartir dentro de la empresa? ¿Cuál es la cultura que debe haber?

Mejor poner todas las dudas encima de la mesa antes de empezar. Fíjate que aún poniéndolas van a surgir problemas. Si no dices nada, seguro que se multiplican las dificultades.

En la guía Feliz y Rentable que te puedes descargar, no sólo te ayudará a descubrir los valores de la empresa, sino también los tuyos y ser consciente si están o no en consonancia. Si tener empresa y socios te va a hacer más feliz o vas a sufrir.

 


¿Buena remuneración o ser socio?

Sin lugar a dudas, con mi experiencia y por todo lo que he visto, siempre es mejor pagar una buena remuneración que tener un socio.

Tener un socio, aunque sea minoritario significa:

  • Tienes que dar explicaciones de lo que haces, al menos una vez al año en la junta de accionistas.
  • Si repartes dividendos, también le tienes que dar. Estés o no contento con su trabajo y su posición, esa persona es propietaria de la empresa, y tiene derecho a los dividendos. Aunque te parezca injusto es así. Si no, no haberle dado la oportunidad de ser socio.
  • Esa persona con un 5% de participación, puede buscarte muchos problemas: tiene derecho a juntas extraordinarias, auditorías, derecho a la información.

 

Con los socios, incluso yendo las cosas bien tendrás problemas (cómo repartir dividendos, dónde invertir, remuneraciones), imagínate si van las cosas mal o hay que apostar:

  • ¿Cuántos de los socios aportarán dinero o votarán no repartir beneficios?
  • ¿Y si hay que avalar? Mejor no hacerlo, echa un vistazo a mi error #1 – Avalar
  • ¿Hacemos todo éticamente aunque nos vaya un poco peor?
  • ¿Sabes lo que cuesta en dinero y desgaste psicológico quitar a un socio problemático?

 


Pasa a la acción 

Mi opción preferida si es posible es emprender solo y subcontratar, pagando bien, a las personas que se necesiten.

No siempre es posible porque hay mucha ilusión, ganas de trabajar y poco dinero. En ese caso:

  • Buscar personas complementarias. Compartir objetivos y valores pero buscando el conflicto para mejorar .
  • Pacto de accionista y estar de acuerdo en los valores antes de emprender
  • Los socios minoritarios suelen dar problemas. Y mucho más si además están trabajando. Mucho cuidado porque el coste económico y emocional de echarles es muy alto.

 

Ninguna persona es imprescindible en la empresa. Si esto sucede, algo estás haciendo mal. Planifícalo para que no suceda.

Si ya cuesta elegir pareja, y no siempre sale bien, ¿cómo es que no dedicamos casi tiempo a elegir nuestros socios? 

 

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