Nos encanta escuchar historias empresariales de éxito. Lo que muy pocas veces se cuenta es cuántos intentos y perseverancia hubo detrás. Lo más normal no es tener éxito, sino tener que intentarlo una y otra vez. Y ya has leído muchos ejemplos y frases motivadoras desde Edison hasta Michael Jordan.

Según el INE, sólo 1 de cada 2 empresas supera los cinco años de vida y sólo el 13% llega a los 20 años. Estoy convencido que muchas de esas empresas que tienen éxitos, han necesitado varios «intentos». Bueno, nos gusta más llamarlo fracasos. Mucho más relacionado con el ya te lo dije.

Y desgraciadamente, cuando se cuentan esas historias de éxito, muy pocas veces se presta atención o se cuenta todo lo que fue mal. Se publica una biografía y salvo al principio que hubo problemas luego parece que todo va sobre ruedas. Y no es así. Lo más normal es que no todo vaya como se preveía.

Persona sacando la mano por un pozo profundo y diciendo OK. Pone Feliz y Rentable

Estoy escuchando ahora el podcast de John Lee Dumas. Una persona que genera más de 1 MM de dólares anuales limpios con marketing online y tiene en abierto todas sus métricas y resultados. Siempre hace las mismas preguntas («What was your worst entrepeneurial moment» y what was your entrepeneuria ah-ha moment?:

¿Cuál ha sido tu peor momento en el mundo de los negocios?

¿Cuál ha sido el momento en que hiciste clic (ah – ha moment)?

logo del podcast entrepeneur on fire de John Lee Dumas

Es el podcast más escuchado en Itunes. Por algo será.

Cómo estamos educando

Cuando somos bebés, la educación es magnífica. Se tiene mucha paciencia.

Cuando empezamos a andar o a hablar, aunque nos caigamos o no digamos bien las palabras todo son muestras de ánimo. Nos animan e intentan corregir, pero dejándonos a nosotros solos que lo intentemos de nuevo ¿Y por qué?

Existe CONFIANZA en que lo vamos a conseguir

Además de esa confianza podemos añadir el tema de amor. Nos perdonan todo. Somos unos bebés y estamos aprendiendo.

Sin embargo, luego vamos creciendo. Viene la sobreprotección. Intentamos evitar frustraciones y que nuestros hijos maduren. Si se cae porque se tropieza con una piedra decimos que se acerque a la piedra y le diga: «piedra mala».

Más o menos le decimos que no ha sido culpa suya, sino de la piedra. No tiene sentido. ¿Qué culpa tiene la piedra que ni se ha movido? Estamos educando a no asumir responsabilidades. Creo que sería mejor decirle: «Vaya, te has tropezado con la piedra. No pasa nada. La próxima vez pon más atención».

Esta situación también se da en lo que se llaman empresas paternalistas. Por encima de todo que no existan «malos rollos». Todo se hace muy bien y todos somos unos «cracks». Si las cosas no salen bien decimos que son por factores externos. Pero no somos capaces de aportar alternativas para que las cosas vayan mejor por si acaso estropeamos el ambiente. Preferimos seguir viviendo en la burbuja.

También nos han educado en tener compasión por las personas que les va peor que a nosotros. Lo importante que es poder compartir con los menos favorecidos. Ahora que se cumplen 20 años del album «Más» de Alejandro Sanz creo que él lo definió muy bien en su canción de «Corazón Partío», aunque está relacionado con el desamor, vale para todas las situaciones:

«Dar solamente aquello que te sobra

nunca fue compartir, sino dar limosna»

Este espíritu paternalista no sólo es extensibe cuando las cosas pueden ir mejor, sino cuando le van mejor a los demás. También es por factores externos. Ponemos la excusa por delante. Quizá te suene: Es que es más listo y le cuesta menos estudiar; es que en su familia lo tiene todo más fácil; es que tiene más tiempo, es que tiene más dinero, es que ha tenido suerte …

Igual que cuando somos niños. Nos enseñan a ser competitivos. No nos enseñan a alegrarnos de los éxitos de las personas que tenemos cerca. A felicitarles y decirles:

Qué bien lo has hecho. Te lo mereces por todo tu esfuerzo y me alegro.

Si a alguien que era como nosotros, de nuestro entorno cercano le va de fábula, en vez de alegrarnos estamos preparados para quitarle mérito con alguno de los «esques». El de la suerte siempre es muy socorrido. Y en el fondo, no nos alegramos. Nos queda esa sabor amargo pensando que podíamos haber sido nosotros y no la otra persona.

El error es bueno, pero mejor aprender de los errores de los demás

El error es bueno. No pasa nada. Lo importante es asumirlo y sacar conclusiones. Aplicar las mismas estrategias que cuando el niño está aprendiendo a andar.

Sin embargo, es fácil con nuestra educación y nuestra sociedad echar la culpa a factores externos. Ahora es muy fácil echarle la culpa a la crisis. El decir no ha sido culpa mía, siempre es de los demás denota un gran ego. Y desde ese punto, es muy complicado mejorar.

Similar a cuando en las relaciones de pareja echamos la culpa a la otra parte:  «No me hacía feliz». Pregúntate si tú antes eras feliz. Porque eres tú el que tienes que poner los medios sin depender de nadie más que de ti. La llave de la felicidad es tuya.

Las acciones de por sí son las mismas. Sin embargo, las consecuencias pueden ser muy diferentes. Te puedes resbalar y:

  • Dar simplemente un tropezón
  • Hacerte un esguince
  • Resbalarte, caer en la calzada y que te atropelle un coche.

Todos tenemos derecho a resbalarnos. Sin embargo, tenemos que ser conscientes que las consecuencias pueden ser muy distintas.

El otro día, una persona me decía que cómo había podido quebrar con todo lo que sé. Y yo le contesté que muchas cosas las he aprendido después.

Todo lo que comparto, me hubiese gustado que con la misma crudeza me lo hubiesen explicado. Porque siempre es mucho aprender con personas que ya han pasado por lo mismo. Ya llevo escritos varios artículossobre mis errores favoritos y ya estoy en condiciones de deciros que a partir de septiembre empezaré a publicarlos los jueves. Y qué fácil se me hace escribir sobre este tema:

Aprendiendo de mis errores

Recogerá mis experiencias como empresario (construí una empresa de 0 a 12 MM en 6 años y quebré año y medio después), como trabajador por cuenta ajena y como consultor. El objetivo, que conozcáis mis experiencia para anticipar problemas y ver cómo se pueden solucionar. Si en vez de esperaros a que se publique en Linkedin, queréis suscribiros con antelación, sólo tenéis que rellenar el formulario en la imagen siguiente del club de la sencillez empresarial y en septiembre empezaremos con las novedades.

 

 

 

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