MENOS CUSTOMER EXPERIENCE Y MÁS EMPLOYEE SATISFACTION
La inspiración de este artículo se la debo a José Pereira Hernández. Después de conectarnos en Linkedin iniciamos una conversación y coincidíamos en la importancia de las personas, en no dejar de lado el employee experience, lo que aquí llamo employee SATISFACTION.
¡Qué bien que hacemos las cosas que nos gustan o cuando nos interesan!¿Recordáis vuestro primer día en un nuevo trabajo? Máximo interés en caer bien a los compañeros y adaptarse lo más rápido posible.
Recuerdo mi primer trabajo en banca. Entré en un programa denominado FU (Formación Universitaria) para futuros directores de sucursal. Además del trabajo, todos los meses teníamos un día de formación con casos prácticos de un área operativa del banco y su seguimiento. Nos explicaban la parte técnica y comercial. Un programa de lo más estimulante y, la verdad, aprendí mucho técnica y comercialmente.
El banco se esforzaba por comercializar la campaña de la hipoteca. En mi sucursal, habían decidido ahorrarse a la empresa de buzoneo y emplearme a mí semanalmente en esas tareas. Era un tema que no me gustaba mucho. Ir por la mañana con traje y corbata y por la tarde cambiarme para buzonear. Y este tema todavía se agudizaba más cuando intentaba vender algún producto al cliente, y este me decía que no tenía confianza en mí porque me había visto buzonear. Que prefería que le atendiera otra persona. Después de despertar el interés, tenía que derivar al cliente a otro compañero. Así es muy complicado tener ánimo para que el cliente esté contento y para dar lo máximo.
Mi estado de ánimo era hacer el trabajo lo mejor posible, cumplir con las normas y los horarios, pero no llevarme un mal rato si las cosas no salían bien. En unos meses cambié de trabajo.
Intenta recordar tu época de estudiante. ¿Te sientes orgulloso de algún trabajo que hayas hecho? ¿Cuánto tiempo y cariño le dedicaste?
Yo me acuerdo de la asignatura de informática que nos enseñaban a programar en BASIC. Era de las optativas de bachiller, y era considerada también como maría. Este era el requisito para aprobar: tenéis que hacer un programa sencillo con lo que habéis aprendido (había una serie de sentencias obligatorias que usar). Lo que queráis.
Ni me acuerdo de las horas que metí, pero todavía me acuerdo del resultado
Me hubiese llevado menos tiempo hacer una bolita que se mueve por la pantalla, o un programita que sacara un número al azar y hubiera que acertarlo en un número determinado de intentos dando pistas sobre si es mayor o menor.
Claro que sí hubiese cumplido. Lo único que ahora no me acordaría de haber hecho algo muy chulo.
¿Qué hice? Un programa para conocer la personalidad de las personas a través de unas preguntas tipo test. Guardaba los datos del usuario y daba un pequeño informe de la personalidad en función de la puntuación obtenida. El tema me llevó bastante tiempo: busca un test que funcione y enganche, escribe todas las preguntas y todos los informes posibles que pueden salir, programa y prueba que no va a haber fallos salga el resultado que salga y que funcione aunque el usuario se equivoque al meter datos.
¡Qué satisfacción ver que todas las personas de la clase hacían el test! Y qué gustazo ver los resultados de la personalidad no sólo de los compañeros sino de algunos profesores que lo hicieron y ponían su nombre verdadero. Los resultados de los profesores salían clavados.
Este proyecto cumplían con mis valores: autonomía para decidir, la satisfacción del trabajo bien hecho, libertad para experimentar y dejar huella. Y cuando están presentes estos valores en todo lo que hago, más feliz soy.
Todos estos valores se cumplieron en mi primer trabajo con responsabilidad donde había que dar la vuelta a la situación de la empresa. Sólo me pedían resultados, el resto dependía de mí. Lo conseguimos en un año todo el equipo trabajando en todas las áreas y acompañando a las personas. Si quieres saber más de esta situación echa un vistazo a Deja, que ya lo hago yo (poner link)
Si nos dejan trabajar de acuerdo a nuestros valores damos mucho más y sin límite.
Además, nosotros no somos de los que pisamos valores, claro que no. Por lo menos conscientemente.
Luis, que es uno de mis conocidos, siempre llega siempre tarde al trabajo. Le gusta llevar a sus hijos al cole por las mañanas tranquilamente porque su mujer los recoge a la salida. Profesionalmente es una persona muy válida. Su compromiso con la empresa es total y todo lo que empuja da resultados. Por las tardes se queda el tiempo necesario para terminar con todo lo que se ha propuesto.
Cambiaron al jefe de departamento de Luis. A partir de ahora la puntualidad a la hora de entrada es sagrada. Es de esas personas que llegan a la hora y les gusta sentirse acompañados en la oficina. Ver que todo el mundo está sea trabajando o no. Quizá, lo que se escondía detrás de la puntualidad es estar a gusto con las rutinas y las normas.
Al final, este responsable consiguió que Luis llegara puntual al trabajo y dejara de llevar a los niños al cole por la mañana. También consiguió que Luis se convirtiera a partir de ese momento en un “relojero”. Tanto si el trabajo estaba terminado como si no, a la hora en punto. Dejaba de trabajar y se iba para su casa y cumplía estrictamente con las normas de la empresa aunque su compromiso con los resultados ya no estuviesen entre sus prioridades. Lo importante era cumplir.
Pisando el valor de disfrutar de la familia que tenía Luis, se consiguió que se cumpliesen las normas de la empresa, aunque fuese a costa de los resultados.
Si pides el cumplimiento de las normas, sólo tendrás un equipo que cumple. No pasará nada nuevo.
La clave está en conocer a las personas, qué es lo que les hace ser felices y cómo pueden aportar su esencia al día a día. En los equipos tienen que existir personas de todos los perfiles:
- Aire: innovadores, ingeniosos, entusiastas, emprendedores
- Fuego: orientados a resultados, prácticos, metódicos
- Agua: los relaciones públicas, cooperativos.
- Tierra: Detallistas, necesitan justificar todo.
Vamos a intentar dar a cada persona el trabajo que vaya acorde con su personalidad.
Y sígueme tanto a mí como a Beatriz G Barbeito, porque estamos creando una guía y probando unas formaciones para que tengas un tiempo para ti. Te ayudará a reflexionar, a conocerte mejor, a saber si eres agua, fuego, aire o tierra y a poner en práctica para tu día a día acciones que te harán más feliz y rentable en tu trabajo.
Una recomendación para terminar este artículo con el que cumplo un año de blog. ¿Quieres subir tu energía y transmitirla? Esto que te voy a contar lo escuché en el podcast de Víctor Martín (que te recomiendo seguir) en una entrevista que le hizo a Elsa Punset. Quiero que te pongas de pie, en actitud ganadora. Para mí ya eres un ganador si piensas que eres el responsable de tu felicidadad así que celébralo con los brazos en alto. Y esto ya es de mi cosecha, dale al play del enlace: échate una sonrisa, baila (un poco o mucho, bien o mal, es lo de menos), grita, haz que tocas la guitarra, lo que quieras pero saca un momento para ser feliz y recargar las pilas. Sé tu mismo. Ahí te dejo el enlace a The Rollings Stones (I can´t get no) Satisfaction.
https://www.youtube.com/watch?v=nrIPxlFzDi0
Y ahora que tienes un montón de energía utilízala para disfrutar de tu trabajo.
David Díaz Robisco ayuda a gerentes que quieren controlar e impulsar su empresa a través de la creación de información relevante que alinea al equipo con el mercado y reduce los riesgos en la toma de decisiones.
Puedes ponerte en contacto conmigo a través de linkedIn o del correo electrónico david@informacionparalaaccion.com