Uno de los males que sufrimos en la empresa es el placer de llenar nuestro cumpliendo con las tareas rutinarias. Es lo más sencillo y nos da seguridad.

Ante cualquier crítica estamos preparados para enumerar con máximo detalle todo lo que hacemos. Sin embargo, queda una sensación tanto de la empresa como dentro de nosotros que no es eso lo que nos están pidiendo.

Estar atareado sin hacer cosas importantes. En la ilustración se ve a un hamster girando la rueda. Rápido pero no se mueve

 

Los super héroes en la empresa

¿No habéis oído alguna vez esos superjefes que se pavonean de hacer el trabajo de sus equipos? Entre otras cosas porque ellos lo hacen mejor que nadie, y también porque sino no sale el trabajo:

  • En producción: directores que están en planta sacando la producción, o cargando camiones o barriendo. No está mal hacerlo para entender cómo se pueden mejorar las condiciones de trabajo, para dar ejemplo. Que sea en ocasiones puntuales y con un objetivo concreto. NO de forma rutinaria por llenar la jornada laboral o porque nos da miedo hacer lo importante.
  • En administración: haciendo las tareas repetitivas que los equipos no hacen bien, en vez de sentarnos con las personas y ayudarlas a hacer bien su trabajo. Personas bien formadas y motivadas, lo más lógico, es que puedan aportar mucho más que tú. Porque están en el día a día, porque conocen la realidad.
  • En comercial: quitando la autoridad y responsabilidad de sus equipos en las relaciones con los clientes. Apretando sin más para que se aumenten las ventas sin ayudar a cambiar la inercia compartiendo las buenas prácticas de otras personas de la empresa. Haz clic aquí para saber más de actitudes de Reyes Magos en la empresa.

El error es sentirse imprescindible y anular a los equipos

Muy centrados en sacar el trabajo, en cumplir las tareas. Se deja de lado lo importante: cómo poder ayudar a sus equipos a dar el máximo.

Personas felices hacen empresas rentables

Había leído mucho sobre este tema, pero la semana pasada, en una conferencia de Essat que impartió la Dr. Paloma Fuentes puso una diapositiva donde demostraba científicamente la diferencia de energía entre personas felices y personas en otros estados de ánimo.

foto de la energía que emite el cuerpo en función del estado de ánimo. El estado de felicidad muestra máxima energía en el pecho y en la cabeza. En el enfado la máxima energía está en las manos. Con tristeza, el cuerpo no tiene energía.

El cerebro limitado. No puede estar feliz y preocupado al a vez. Elegimos sólo una emoción. Y cuando estamos felices, con toda la energía que tenemos (fijaos la cabeza y el corazón como están), no hay quien nos pare. Somos positivos y todo nos va a salir bien.

Si el trabajo es un sitio sólo para tener un dinero a fin de mes que nos haga más fácil pagar las facturas, nuestro estado de ánimo se parecerá más al de estar a disgusto. Con tan poca energía, ¿puede salir un trabajo excelente?.

Trabajando desde el corazón o desde la ira

Recientemente escuchaba un podcast de Mario Martíner Jr. (top 5 a nivel mundial en social selling). Shari Levitin explicaba que la diferencia entre una persona que vende 50K y otra que vende 500K. No son las técnicas que utilizan en ventas.

La mayoría de las empresas forman técnicamente a sus equipos y les dan unas pautas a seguir que se cumplen. La diferencia está en la persona. En su forma de ser, en el para qué está haciendo las cosas, en el cariño que le pone.

Y venía a hacer una comparativa en vender desde el corazón y la empatía (o vender desde el ego («sales HELL» es el original – puede ser vender con miel frente a vender con hiel en una traducción muy libre).

Las personas que venden desde el ego (sales HELL) son:

  • Hábitos (Habits): se sienten cómodas haciendo las cosas de la misma forma, sin dar oportunidad a la mejora.
  • Ego: la culpa es de los demás. Nunca es mía. Menuda forma más buena de describir el ego. Así que cuando digamos eso de que el ego no va con nosotros, vamos a pensarlo dos veces no vaya a ser que tengan razón.
  • Falta de conocimiento (Lack of knowledge): tiene que ver mucho con el ego. Podría hacer las cosas mejor, pero prefiero no preguntar por no quedar mal.
  • Posponiendo (Laziness): sé lo que hay que hacer y lo haré. Bueno, digo que lo haré, pero no lo hago.

Las personas que venden desde el corazón generan confianza. Tienen las siguientes características:

  • Empatía: se preocupan genuinamente por ayudar a otras persona, escuchan tienen espíritu de ayudar, no de culpar.
  • Cumplen: desde el mínimo detalle hasta cosas importantes. Y esas pequeñas cosas son tan fáciles como cumplir cuando se ha quedado físicamente o en devolver una llamada o pasar un informe.
  • Son honrados: en todos los sentidos. No intentan engañar, intentan ayudar.

Yo creo que estas definiciones no sólo son válidas para las ventas, sino para todos los tipos de trabajo y todas las facetas de la vida.

 

¿Qué fue primero el huevo o la gallina?

Aquí no hay ninguna duda. Primero hay que ser feliz (como persona) y a partir de ahí viene el resto.

No porque la empresa te trate bien o te salgan bien las cosas te vas a llenar de energía. Así no funciona. Son aspectos externos que pueden aliviar, pero que no van al grano de la situación.

Si eres feliz, entonces toda esa energía te acompañará para que todo vaya bien.

La pregunta es muy fácil, aunque la respuesta no lo sea tanto:

¿Cuál es tu propósito en la vida?

Una vez que lo tengas claro, que sepas todas aquellas cosas que te hacen feliz, tus valores, entonces ya has puesto la primera piedra. Si no sabes cómo conseguirlo te animo a descargarte sin suscripción la guía Feliz y Rentable. Muchas veces lo importante es saber hacer las preguntas adecuadas y ayudar a responderlas.

Y si tu empresa invierte en personas felices, antes que echemos la culpa al entorno de la falta de motivación (nuestro ego), ¿por qué no ayudamos a que a nuestros equipos a que encuentren su motivación? . Consulta la formación Personas felices hacen empresas rentables para:

  • Retener e talento: damos la oportunidad y las herramientas a tus personas descubrir qué les motiva, para poner nombre a sus valores.
  • Fomentar el orgullo de pertenencia: hacemos presente los valores y la cultura de la empresa, de todo aquello que hace a la empresa diferente.
  • Destapar el potencial de las personas: alineando los valores de la persona y de la empresa.
  • Objetivos: fijamos y compartimos objetivos, les hacemos seguimiento y los medimos. Y una parte de los honorarios va sujeta al cumplimiento de los objetivos.

 

Imagen de dos tazas chocando. Una con un emoticono sonriendo. La otra con una inscirpción I love my job. Es la portada de una formación para empresas que se titula personas felices hacen empresas rentables

 

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La suerte no existe, eres tú quien la trae